Economía sumergida
La economía sumergida se relaciona con las transacciones monetarias no declaradas de manera correspondiente a las autoridades fiscales.
La economía sumergida se relaciona con las transacciones monetarias no declaradas de manera correspondiente a las autoridades fiscales.
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Sara González
HR Consultant
6 de febrero, 2025
Existen actividades financieras que se escapan del control del Estado, algo que debe evitarse por todos los medios. Hablamos de la economía sumergida o el dinero en B y cómo puedes evitarlo en tu negocio con una serie de medidas o iniciativas.
¿Qué es la economía sumergida? Se trata de aquella actividad económica que escapa del control de hacienda y de la Agencia Tributaria, y por lo tanto es una actividad que no contabiliza directamente en el PIB. En otras palabras, el concepto de economía sumergida abarca el total del dinero negro que circula en un país, es decir, que son las transacciones monetarias no declaradas de manera correspondiente a las autoridades fiscales.
Aunque, en principio, puede parecer que la economía sumergida beneficia a quienes operan en ella al evitar ciertos costes y obligaciones, su presencia tiene consecuencias importantes para el entorno empresarial y la economía en general. Entre las implicaciones más relevantes se encuentran:
Las empresas que operan formalmente deben cumplir con obligaciones fiscales, laborales y de seguridad social, lo que incrementa sus costes operativos. En contraste, aquellas que operan en la economía sumergida no tienen estos gastos, lo que les permite ofrecer precios más bajos y competir de manera injusta.
La actividad no registrada implica que el Estado no recauda impuestos que podrían destinarse a servicios públicos esenciales como salud, educación o infraestructuras. Esto afecta al desarrollo general de la economía y puede provocar desequilibrios fiscales.
La presencia elevada de economía sumergida en un sector puede deteriorar la imagen del mismo, ya que se asocia a prácticas irregulares y a la evasión de normas. Esto puede disminuir la confianza de consumidores, inversores y socios comerciales.
Al operar al margen de la formalidad, las empresas en la economía sumergida suelen tener menos acceso a financiamiento, formación y programas de desarrollo. Esto puede limitar la innovación y el crecimiento en el sector, afectando la competitividad a largo plazo.
La existencia de una economía sumergida obliga a las autoridades a reforzar los sistemas de inspección y auditoría, lo que, a su vez, puede aumentar la carga administrativa y el coste de cumplimiento para las empresas que sí operan de forma legal.
En resumen, la economía sumergida tiene un impacto negativo considerable sobre el tejido empresarial y la economía en general, al generar distorsiones en la competencia, reducir la recaudación fiscal y limitar la capacidad de inversión en innovación y desarrollo.
Aunque en algunos contextos se argumenta que puede ofrecer una red de seguridad en tiempos de crisis, sus consecuencias a largo plazo resultan perjudiciales para el crecimiento sostenible y la equidad en el mercado.
La economía sumergida conlleva graves consecuencias al estado, ya que reduce la recaudación tributaria, para luchar contra la economía sumergida y sus efectos puedes poner en práctica en tu negocio las siguientes cuestiones, toma nota:
Actualmente existen algunos sistemas o software donde todo queda registrado y supone una ventaja como método de trabajo, la mejora de este tipo de gestiones puede implicar la transparencia en las transacciones monetarias y las actividades financieras.
El sector de las reformas es un sector en el que se mueve muchas transacciones de economía sumergida y evitándolas puedes ayudar a reducir y eliminar este tipo de fraude fiscal.
Todas las autonomías poseen una colaboración con la AEAT para evitar el fraude fiscal.
Básicamente el fraude fiscal va en detrimento de la calidad de los servicios públicos que recibimos.
Los pagos con el móvil o con tarjeta son diferentes tipos de pagos al efectivo y ayudan a reducir el dinero en B.